COMISARIOS QUEER

Sobre los límites en la asimilación institucional del activismo.


Jaime del Val

Noviembre 2011

Esta es la primera version original completa sin cortes - director's cut

Aqui encuentran una versión segunda donde se amplian algunos puntos pero se recortan otros.

Versión en Inglés.

Escritos de Jaime del Val  -   Revista Reverso.


Como persona que presenta su trabajo y organiza eventos en instituciones museísticas y académicas, y que está además muy implicada en varios campos de activismo, defiendo la multiplicidad de relaciones y realimentaciones productivas y a menudo complejas que se producen entre el ámbito institucional y el activista.

Sin embargo creo que es preciso estar atentas a las instrumentalizaciones y abusos que en ocasiones se hacen desde la academia y el museo a la hora de apropiarse de prácticas activistas y artísticas emergentes en un plano de relaciones nada horizontal.

El ciclo La Internacional Cuir, comisariado por B. Preciado en el Museo Reina Sofía, parece presentar uno de estos casos, donde la institución se apropia de la españolización del término queer usada por colectivos de Chile y España desde hace años, se diseña un programa verticalmente, sin contar en el comisariado con los colectivos y artistas, (donde el comisario se lleva unos honorarios considerables y los artistas pocos o ningunos, siempre en aras de potenciar la figura paternalista del comisario) y se incluye a los activistas marginalmente en un debate antes de que los colectivos invitados hayan siquiera consensuado y confirmado su participación, lo que demuestra el nulo diálogo de la institución con los mismos; mientras se invita a unos performers de primera fila a actuar gratis o por honorarios míseros a cambio de las promesas curriculares que proporciona actuar en la Institución (formas de explotación consabidas en la Institución Arte, pero que parecen acentuarse cuando las invitadas son precarias activistas).

Esto parece ser práctica habitual de ciertos comisarios que practican la institucionalización de la marca queer como una suerte de marketing de autopromoción personal, disfrazado, claro está, de "lanzamiento" de los pobres colectivos que al parecer no sabrían vivir sin el museo. Comisarios que abundan en la producción de marcas de subversión (posporno, drag king, transgénero...) que territorializan de forma desafortunada campos difusos en los que mucha gente está trabajando y elaborando una producción interesante e irreductible, que rehusa cualquier etiquetado institucional.

Este refrito de teorías y prácticas angloamericanas de las últimas décadas sería muy bienvenido si se planteara como lo que es: difusión e importación, no producción de lo nuevo. Lo nuevo aparece justamente en los dominios irreductibles al etiquetado en los que muchos artistas y activistas están trabajando y que resulta problemático confinar a etiquetas institucionales.

Porque una cosa es la legítima autodenominación de esos colectivos y su identificación estratégica, con fines performáticos, performativos o de visibilidad, y otra que desde la óptica vertical del comisario se los asimile en la etiqueta asequible a la institución.

No se puede juzgar ningunas de estas cuestiones en blanco y negro, y hay mucho que defender de la presencia en instituciones de movimientos minoritarios. Se trata de no decir que sí a todo por pura presión de la institución, y de reflexionar ante las circunstancias particulares de cada acontecimiento.

Dicho esto, ¿Quienes son estos comisarios, que disfrazados de subversión y pose destroy punk se erigen en valedores de una ortodoxia queer, reproduciendo los mismos mecanismos de exclusión y poder hegemónico en los territorios minoritarios del movimiento y censurando todo lo que excede su discurso consabido, a todo el que no le hace el juego, o a quien le hace sombra por tener discurso propio? ¿A quién sirven estos comisarios aparte de a sí mismos? ¿Quizás a la institución en la que se apoyan para hacer carrera, utilizando a los colectivos para ello? ¿Cuanto tiempo van a seguir algunas aguantando el chantage institucional de: o te asimilamos o no existes?

¿Hasta cuando aguantar a estos comisarios, subidos en falsos pedestales, que deciden de cara a la luz pública qué colectivos, activistas y artistas cuentan y cuales no, reproduciendo con ello los más rancios mecanismos de poder, en contradicción abismal con la horizontalidad de los movimientos que fagocitan?

Resulta sangrante, por ejemplo, la ausencia en la muestra de videos de la CUDS (Coordinadora Universitaria por la Disidencia Sexual) chilena, quienes pusieron en circulación años atrás el término cuir, pero que cometieron el fallo irreparable de rebelarse contra una censura impuesta contra ellos por Pedro Lemebel, amigo del comisario de La Internacional Cuir, censura a la que reaccionaron simulando performáticamente su muerte con la acción "El postporno mató a Lemebel" registrada en el vídeo "La muerte de la loca". Como consecuencia han quedado excluidos totalmente de la misma, ni siquiera se los menciona en el folleto introductorio. 

Esto debió sentar mal a l*s chic*s de la CUDS, que han sido un claro altavoz del comisario en Chile, pero claro, no tienen el nombre de Lemebel, y ya sabemos como van las lealtades en estos casos. La CUDS ha sido un grupo muy dedicado a extender las prácticas parasitarias y apropiacionistas, confrontacionales y vampíricas del comisario,  además de citar sus textos y usar sus palabros, el slang de la radicalidad, copiando y descontextualizando, sobre todo dentro del movimiento, y en el trasiego entre activismo, teoría y artes. Un ejemplo de lo bien que cunden cierto tipo de politicas que alimentan la agresividad y el ansia de poder, la autoreferencialidad autocomplaciente y las luchas internas de movimientos que se dedican a marcar el territorio y donde la ética suele ser la de dar la puñalada por la espalda a quien te da al mano.

Pero también se ha excluido de La Internacional Cuir (que magnífico eslogan de marketing) a otros colectivos que han puesto en circulación el término cuir en España, como la Acera del Frente, así como otros colectivos que trabajan en esta línea, más recientes y muy activos en la actualidad, como la Asamblea Transmaricabollo del movimiento 15M en Sol.

El comisario defiende su uso del término al hablar de "desplazamiento geopolítico hacia el sur, en contrapunto al discurso colonial angloamericano". ¿Hay algo más colonial que apropiarse de algo excluyendo a quienes lo ponen en marcha? me recuerda inevitablemente a las multinacionales angloamericanas que van a las tribus de américa del sur a apropiarse de sus recetas para patentarlas. Solo que ahora las tribus son las especies desprotegidas de la disidencia sexual, convertidas ellas mismas en patentes de museo.

Los videos excluidos de la CUDS y otros videos sudakas que no se mostraron en el Museo Reina Sofía se proyectarán el jueves 24 de noviembre en la JORNADA ANOARKISTA 1.0 en el CSOA K.O.A.L.A. un Ciclo imprescindible y lleno de glamour comisariado por sudakas anóminos donde tendré el honor de participar junto a la rata Masacre.

El Comisario al desnudo

Otro ejemplo de esta clase de apropiaciones indebidas frustradas (¿podemos llamarlo plagio frustrado?) del comisario se sitúa hace cosa de un mes, en octubre de 2011, cuando el Comisario estaba organizando un seminario en UNIA-Sevilla, con el título original de Cuerpo Común, un concepto que vengo desarrollando desde hace tres años en el grupo de trabajo homónimo que coordino en Medialab Prado, así como en numerosos escritos y proyectos, (que el Comisario conoce hasta el punto de haberme felicitado en varias ocasiones por proyectos desarrollados en el marco del grupo, en la breve reconciliación que tuvimos en el ultimo año, promovida por ella). Escribí primero al Comisario y luego a UNIA exigiendo que se citaran las circunstancias y contexto en que dicho concepto se puso en circulación, como cuestión mínima de ética y de procomunes, y tras mucha insistencia por mi parte en que corrigiera el plagio, en lugar de incluir la cita solicitada, cambió el título y el concepto del seminario a Cuerpo Impropio. Pero para ello no ha bastado ninguna de las comunicaciones educadas por mi parte, ha hecho falta que amenzara con realizar una paja pública como performance de protesta a la puerta de su seminario si no hacia la correcciones pertinentes, y sabe que soy capaz de hacerlo. 

Podría narrar actuaciones similares del comisario unos once años atrás cuando yo editaba la Revista Reverso, donde publiqué alguno sus primeros escritos serios en castellano y cuyos intentos de apropiación del proyecto editorial me llevaron a expulsarla fulminantemente del consejo editorial en 2001. Numerosas colegas me comentan episodios similares pero por desgracia, como con la violencia machista, casi nadie se atreve a denunciarlo. ¿Por qué será?

Al parecer, el único verdadero talento del comisario es el marketing personal, con sus correspondientes componentes asociados de capacidad de apropiación y de comunicación, de estrategia táctica y creación de redes de poder, que resulta en una instrumentalización flagrante de movimientos activistas y teóricos. Nada hace el comisario que no esté tácticamente estudiado y medido en función del beneficio personal que le puede reportar: las alianzas politicas, enemigos potenciales, dinero, prestigio o poder que pueda ganar con cada situación. Como una especie de Facebook de la radicalidad, se ocupa de cooptar desde dentro los margenes más radicales, convertidos en marcas de museo que solo sirven a su carrera personal, apoderándose de la institución para reforzarla entronizándose dentro, no para desconstruirla, pero vendiéndolo como una revolución (igual que hace Facebook), siguiendo una lógica estrictamente neoliberal de producción de nichos de mercado. 

Su hábil estrategia de marketing sabe tocar las fibras sensibles de activistas sedientos de proclamas subversivas. Y tambien conviene mucho a las instituciones: como las empresas de Silicon Valley es cuestión de estar en el lugar y momento adecuado lanzando la idea disruptiva que genera un mercado. El mercado post-porno, el mercado queer, el mercado drag king, el mercado trans, el mercado del dildo: "yo os lanzo en los museos" le decía con tono paternalista a una activista para acallar sus quejas a modo de chantaje.... acitivista que efectivamente se acalló cediendo al chantaje... Pero ¿qué necesidad tienen los activistas y artistas "queer" de ser asimilados en etiquetas institucionalizadas?

Es lógico que su discurso carezca de fondo filosófico alguno, ni de verdadera originalidad. Puro efecto. Palabros con resonancias subversivas que reciclan las ideas de otros hasta difuminar su origen. Todo ello preventivamente atricherado tras una pose destroy punk, que en realidad se edifica sobre un cimiento de vicitimismo y que se aprovecha para justificar todo atropello, incluidas las actuaciones más éticamente inadmisibles (como cuando las activistas Italianas en torno a Liana Borghi le estaban terminando de traducir el Manifiesto para publicarlo con gran esfuerzo en su pequeña editorial y se enteraron de que el comisario estaba negociando con Feltrinelli, operación que desmontaron inmediatamente: "e stata sputtanata in tutta Italia" me decían).

Piensen en su primer libro, para el que según ella misma me contaba en 1999 cuando coincidiamos en la Universidad de Verano de las Homosexualidades en Marsella, había escogido un formato de Manifiesto que curiosamente le permitia evitar las citas y con ello el reconocimiento de las genealogias de sus propuestas. Me lo contaba como disculpándose antes de publicarlo. Cuando hace cosa de un año me propuso reconciliarnos fue sin duda para evitar enemigos en el horizonte en su intento de meter la garra en el Reina Sofía, donde yo realizo algunas actividades. Ahora al parecer piensa que yo he orquestado la Lokal Kuir desde el 15M, (nada más lejos de la realidad, al contrario es bueno ver que hay resistencias activas y múltiples, que al comisario no le sientan nada bien en su nula capacidad de autocrítica).

Ansia desmesurada de poder, egocentrismo, (algunas dirian paranoia bipolar, yo prefiero evitar terminos patologizantes), pero sobre todo victimismo encubierto y agresividad, disfrazadas de humor y revolución... Palabros sintéticos que al final no dicen nada, una técnica que se apropia de Donna Haraway quien la practica con mucha más arte. En cada frase suya hay una mezcla excitada de Haraway, Butler, Foucault, ecos de Derrida, de Deleuze y Guattari (a quienes realmente no entiende) y microplagios continuos de otras autoras, ese es el algoritmo del Comisario. Pura excitación sin contenido. El comisario deberia haberse quedado en el seminario religioso donde empezó a estudiar filosofía (iba para monja, sí, no muchas saben este dato), al menos hubiera alborotado algun convento en vez de cooptar movimientos radicales. Esto quizá explique algunas de sus actitudes y de su programa en general, como el intento de generar una religión en torno a su propio culto y dogma, la reproduccion de mitologías, el anhelo de reinscribirse grandes narrativas que son justamente el problema, y el paternalismo mesiánico, tan cercano de nuevo al de Silicon Valley. Igual que con Facebook siempre hay alguien que pide que se diga algo bueno sobre ella, y si no lo haces alguién te atacará censurando, como en toda religión.

Sujeto puramente textual, reproductor de territorios de poder, que reduce el cuerpo una y otra vez a representación, reproduciendo al infinito el aparato de categorización y etiquetado de todo, bajo la excusa de la "visibilidad", reproduciendo la apropiación... como cuando alguna de mis colegas, que sí sabia plantarle cara, le pidió que no entrara como observador trajeado y externo al taller de postporno que el comisario mismo habia organizado, diciéndole que si queria estar dentro se desnudara como todas y se implicara en la experimentación, ante lo cual se marchó de la sala...

Se le llena la boca hablando de técnica, pero tiene nulo interés y conocimiento por las tecnicas analógicas o digitales de los artistas que comisaría. En realidad es incapaz de pensar la técnica desde dentro, se limita a instrumentalizar la herencia de Foucault aunque pretenda estar superándolo. Realmente el afán de superar en fama a Butler y Foucault parece ser una de sus motivaciones principales, quizá la única. Santa Preciado intenta abrirse el camino de si hagiografía queer. Pero Butler y otras autoras no instrumentalizan colectivos como hace ella. Por qué no se dedica a hacer su propio arte, su teoria original, en vez de fagocitar artistas, teóricos y activistas? Se le llena la boca con hablando de lo relacional, de otras economias, pero reproduce lo peor de las existentes. 

Yo trabajo con instituciones pero nunca desde ellas ni al servicio de ellas, creo proyectos y redes donde las instituciones son parte pero nunca centro, participan de actividades dentro de una lógica y economía muy diversa. Colaborar sin acaparar.  La estrategia del comisario es la inversa: entronizarse en la institucion con la excusa mesiánica de lanzar a los movimientos o la pretension naif de hackear la instituciÓn disciplinar desde dentro. Pero si esa fuera su pretensión real promoveria actividades horizontales y no el culto continuo y jerárquico sí mismo, con sus redes mafiosas de poder y su adoctrinamiento excluyente que instituye nichos y dogmas de la radicalidad: puede haber algo más opuesto que esto a lo radical en movimientos horizontales? Agresividad, egocentrismo, paternalismo y dominación que son las antipodas exactas de toda manera horizontal de colaboración, como las que supuestamente promueven los colectivos que fagocita. Es la economia neolocolonial de apropiacion continua. Su éxito es precisamente por la manera en que potencia el dispositivo existente. Lo que hace falta son economías alternativas que nada tienen que ver la circulación de significantes contagiosos en la lógica de la citación eterna, ni con el culto a ningún dogma o figura.

Como una suerte de aceleracionismo queer, el comisario presenta la lógica mas extrema y nihilista de una tendencia, síntoma de una época que hay que superar.  La paradoja de expandir al infinito la mÁquina de la representación. Pero su lógica le impide salir de ahí. 


La lección del comisario es que encarna en grado extremo todo lo que es deseable evitar. Su único sentido es pues ser superado. Pero aun estamos lejos y es que todo esto solo es parte de un problema más amplio.

De qué es un síntoma el Comisario

lo que más debería preocuparnos es aquello de lo que el comisario es un síntoma: la proliferación de afectos contagiosos en los medios virales - que vengo denominando el Pancoreográfico, parte de un Capitalismo Afectivo- y de maneras mafiosas de tejer redes de poder e influencias que reproducen el aparato de dominación allí donde se supone que se plantean alternativas. Un cáncer en el seno de los movimientos más radicales. ¿Por qué si no tantes querides colegues ultrasubversives me dan la razón respecto al comisario en los pasillos y en privado, pero no se atreven a alzar la voz, o incluso ceden a los chantajes del comisario? Como cuando la autodenominada Zorra Suprema modifica su publicación, inicialmente en apoyo de este escrito, tras recibir una llamada amenazante del comisario, reduciéndolo a una inocua nota de apoyo a La Lokal Kuir - (nota añadida tras la publicación) 

Algo huele a podrido en los movimentos queer si las más supuestamente subverivas y radicales ceden continuamente al chantaje de personajes como el comisario para no perder sus invitaciones a museos...  Y ciertamente el comisario no duda en boicotear virulentamente a todo el que no cede a ese chantaje. 

Más valdría reducir al silencio a personajes subidos en falsos pedestales que aprovechan la lógica de la proliferación de afectos contagiosos en los medios virales con un solo objeto: que se hable de ellos. Por mi parte estas serán mis últimas palabras sobre el  Comisario, a fin de no contribuir a esa proliferación. 

Este escrito es fruto de mi asqueo con un movimiento "radical" donde sus agentes callan por entrar en la asimilación institucional, cooptando el movimiento desde dentro. El problema no es BP, que es solo un síntoma de una problemática mucho más generalizada en los movimentos, visible tambiÉn en el 15M. Sintoma de una época, de un régimen que quizá no es ya solo neoliberal, sino cibernético o incluso postcibernético, un gobierno algorítmico, que tiene la capacidad infinita de asimilación desde dentro.

Lo queer muere de exito ante la lógica tautológica de su propia teoria: la citación autorreferencial descontextualizada, y la hipertextualización de todo, la reductio ad absurdum de todo a texto, y representación, la reproduccion al infinito de la lógica de la dominación... De eso el comisario es un ejemplo tanto en el fondo como en la forma. 

Microplagios permanentes (como expresion límite de la lógica de la citación y el "contrabando queer"). Pura excitacion e incitación sin contenido. Pura expresión de unos medios virales del contagio homogéneo. Pura multiplicación exponencial del régimen de la representación como única opción política sin salida, y del cuerpo sometido a ese régimen reductor. 

El comisario expande una lógica de la confrontación que ha dominado muchos sectores del feminismo desde hace décadas. Lejos de superar dualismos entre construccionismo y esencialismo, lejos de hallar transversalidades "sintéticas", reproduce en fondo y forma una expresión territorializante, excluyente y radical del construccionismo llevado a su más absurda expresión tautológica y autoreferencial. 

En su frustrado intento de traspasar la performativdad del genero al cuerpo y el sexo lo que ha hecho, lejos de reclamar un cuerpo irreductible, es reducir el cuerpo aun más, llevando a su límite extremo la tendencia de una época a la reducción (a categorias, códigos, mediciones). 

El cuerpo como código, el cuerpo como texto, es el mantra que resume esa tendencia, a la que por cierto muchas colegas feministas se agarran, igual que se agarran a la idea de que no podemos salir de los marcos de la representación y de la dominación: muy conveniente cuando uno quiere agarrase al poder de un modo u otro. NO han entendido el movimiento: ese es el elemento irreductible. Son incapaces de pensarlo, porque están ancladas a sus pantallas, mesas, aulas, cuadrículas ubicuas: han asumido el borrado del movimiento y la ficción de la mente cartesiana desde la que el cuerpo es impensable más allá de los códigos que lo fijan. Con ello reproducen el problema de la reducción del cuerpo a cuadrículas de dominación en el seno de los movimientos que podrian cuestionarse ese límite.

...Pero ¿no es lo contrario lo que necesitamos? ¿Revindicar la irreducibilidad del cuerpo?... Microsexos postqueer...


¿Queremos esta policía de lo Queer? Obviamente, NO.... TOLERANCIA CERO. No queremos mafia queer, ni comisarios policiales o institucionales o del dogma, ni santas en falsos pedestales. Tanto como se nos llena la boca con rebelarnos contra el sistema y no tolerar paternalismos y autoridades y, ¿entramos sin embargo en esta clase de juegos? ¿Dónde están las indignadas y hartas capaces de oponer resistencia a estos abusos de poder? Quizá es hora de que hagamos otro video en la línea del realizado por la CUDS… Se prepara un nuevo "crimen", o quizás un antivirus: Los Microsexos mataron a BP...

Nada más queer/cuir/kuir que contaminar espacios institucionales. Nada MENOS queer/cuir/kuir que la apropiación-fagocitación-asimilación-globalización en la institución pasada por la censura del comisario de turno. La línea divisoria entre uno y otro es a veces muy fina.

Afortunadamente surgen, ya era hora, voces y reacciones varias que se rebelan contra estas manipulaciones, como el contradebate programado coincidiendo con el mencionado ciclo por algunas de las personas de Barcelona y Madrid inicialmente programadas en el ciclo del Museo Reina Sofía y que decidieron no asistir al mismo, y titulado LA LOKAL KUIR. DISFORIAS INSTITUCIONALES EN LAS LUCHAS AUTÓNOMAS, celebrado en el CSOA Casablanca a las 18'00 del 18 de noviembre.

Si bien hubiera sido deseable que este contradebate no coincidiera en horario con el programa del museo, puesto que en él participan apreciadas colegas que no podemos tachar ni de cómplices ni de víctimas de la institución, y muchas de ellas producen trabajos muy interesantes, que pueden escoger, o no, asociar a la etiqueta del proyecto como estrategia de visibilidad o por el motivo que sea. Al fin y al cabo, ante la situación desigual planteada hay que aprovecharse de la institución antes que dejar que esta se aproveche de nosotras.

Personalmente, me hubiera gustado asistir a ambos eventos para poner en movimiento una problematización de estas relaciones de poder que exceda los dualismos en blanco y negro y las demonizaciones recíprocas, ante una cuestión política de primer orden que no afecta solo a un comisario, una institución o un movimiento concreto, sino que apunta a una tradición entera de relaciones parasitarias y desiguales.

Porque detrás de esta polémica puntual se ocultan problemáticas mucho más amplias:

1. Por un lado la compleja relación entre movimientos queer/cuir/kuir y la academia. Plantearse si fue primero lo uno o lo otro es redundante: se han constituido en relaciones de contaminaciones productivas recíprocas durante dos décadas, hasta resultar difícilmente separables.

2. Las fagocitaciones del término queer/cuir/kuir que se producen desde hace más de 15 años en el ámbito angloamericano y más de diez en el hispanohablante, por el uso descontextualizado del término como marca y bandera de subversión en la academia y fuera de ella, donde muchas colegas hacen un trabajo de contextualización muy digno e importante mientras otras contribuyen a su fagocitación con proclamas y retóricas de la subversión barata.

3. La manera en que lo queer/cuir/kuir se ha territorializado como opción "radical" en políticas de género y sexualidad, convirtiéndose así en lo contrario de lo que era: un territorio de poder más, que excluye y silencia otras políticas posibles, cerrando cada vez más el horizonte, en vez de abrirlo, en torno a un repertorio consabido que gravita en torno a la performatividad de la identidad y su parodia subversiva.

4. Los procesos de globalización de las políticas queer/cuir/kuir, que forman parte, querámoslo o no, del aparato colonial-poscolonial y que a menudo acogemos sin la menor crítica, mientras cuestionamos hasta hartarnos la globalización de lo "gay" o de la heteronormatividad hollywoodense compulsiva, donde a menudo confundimos el mestizaje promovido autónomamente con la colonización encubierta.

5. Las problemáticas derivadas de la intraducibilidad del término, que se usa en ocasiones para disfrazar su entrada en la academia convirtiéndolo en lo contrario de lo que era: una marca territorial en vez de un movimiento desterritorializante.

6. Las relaciones desiguales de poder que se producen históricamente entre instituciones y movimientos y que algunas intentan disfrazar criticando a Michel Foucault, cuando en realidad los mecanismos de control institucional, en vez de desaparecer se han hecho aun más ubicuos, perversos y camuflados.

7. Y, por ende, las problemáticas de poder que surgen dentro de unos movimientos pretendidamente horizontales pero que nunca lo son del todo y donde muchas no dudan a la hora de alabar las figuras paternalistas de los comisarios, mientras otras intentan excusar sus abusos de poder tras el cajón de sastre del empoderamiento, cuando no se recurre directamente al victimismo. Como si nuestra finalidad fuese destronar a los que ocupan el poder para sentarnos en su lugar: ¿Acaso no tenemos nada más interesante que hacer? ¿Es esto el resultado de décadas de luchas y experimentaciones? ¿Es que no somos capaces de inventar otras políticas?

En términos generales, hasta que no haya un diálogo horizontal con las instituciones la relación está envenenada a priori, y para ello hacen falta procesos que en la mayoría de los casos brillan por su ausencia, cediéndose al voraz apetito de nuestra cultura mercantilista por vender marcas prefabricadas: la Operación Triunfo de lo Kuir.


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